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De Bulgari a Chanel: el arte del fashion film

Actualizado: 26 jul 2022


Mi pasión por los proyectos que fusionan múltiples expresiones artísticas con moda ya no es un secreto. Y no pretendo que lo sea, pues creaciones que logran esto de forma tan impecable crean una experiencia digna de compartir y aplaudir; en esta oportunidad hablo del fashion film: moda cinematográfica.


POR LIZ ALMEIDA 29 DE MAYO 2022.



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Eventos recientes y sentimientos evocados por los mismos, han despertado una pasión en mi que me acompaña desde pequeña, y de forma casi natural la necesidad profunda de escribir al respecto se me presenta como efecto secundario.


Atribuyo parte de la culpa al último cortometraje campaña de Bulgari, donde dos de las mujeres que más admiro, Zendaya y Anne Hathaway, comparten protagonismo con las piezas característicamente exquisitas de la marca responsable. Con un poema dedicado a la esperanza y las maravillas inesperadas es inevitable advertir que el mayor logro del fashion film es demostrar que el término quimérico es inexistente en su vocabulario, creando realidades sorprendentes llenas de emociones que van más allá de lo que visualmente podemos percibir.





Pero el encanto no finaliza ahí, porque ese es más bien el punto donde todo comienza, y como de arte hablamos es bien sabido que este no siempre es exhibido con la intención precisa de ser comprendido u objetivo, sino de hacer sentir y ser interpretado con coherencia a lo que se proyecta.


La fascinación y el buen sabor de boca que dejó este cortometraje en mi incrementó cuando leí un par de comentarios al respecto, reforzando lo que no necesitaba serlo;



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Respuestas en Twitter al estreno de Unexpected Wonders, donde el público, creaba mediante hilos historias que las relacionaban en contextos románticos o como personajes involucrados en el crimen.


Las maravillas inesperadas no son solamente aquellas narradas en el cortometraje de la joyería, sino que también la respuesta provocada en el público; un abanico de ideas, historias y pensamientos concebidos a partir de la magia audiovisual que ya no solo es publicidad con fines comerciales sino también artísticos.


Y es justo eso a lo que me refiero, el arte, el cine, la literatura y la moda son buenos por sí solos. Pero una vez unidos son la perfecta y más adictiva combinación. Una que proporciona una bandeja llena de posibilidades: para soñar, imaginar e inspirar. Porque son creaciones que propician otras creaciones donde el cielo, tal vez hasta las estrellas, son el límite.


La complicidad entre el cine y la moda ha incrementado con el paso de los últimos años y la indetenible expansión digital es un factor más que la propicia. La pandemia en el 2020 es el ejemplo más reciente, ya que fijó que la creatividad y la innovación dentro de las campañas - que convencionalmente serian exhibidas físicamente- era precisa para sobrellevar el caos.


Bajo esta imposición, diseñadores y casas de moda que van desde Cecilie Bhansen, Iris Van Herpen, Schiaparelli y hasta Dior, Chanel, y muchos más, han apostado por este formato logrando capturar la esencia de sus colecciones. Llegando hasta crear historias en géneros multifacéticos, mezclando incluso fantasía, opulencia, cultura y mensajes de inspiración.




Considero que el fashion film, a pesar de no ser una novedad en su totalidad pero si una herramienta que ha ido forjado su carácter e impuesto su terreno, es una oportunidad gigantesca para que las creaciones tangibles sean aun más fieles a las ideas y visiones creativas que requieren mayor interpretación mediante discursos que requieren trascender de aquello que muestran las pasarelas o fotografías, no precisamente como sustitución a alguno de estos dos formatos, sino como un recurso vasto del mundo de la moda más.


Tampoco me queda duda que los fashion film que hoy día son la actualidad del género, lograrán alcanzar el grado de icónico como lo han hecho otros más en su momento; porque como olvidar a Nicole Kidman dirigida por Baz Luhrmann con una historia de romance clásico en Paris, o la mítica mirada cinematográfica de Karl Lagerfeld con su obra “Reincarnation” cuya belleza iba desde el vestuario, hasta la atmosfera creada por la música, fotografía y hasta química entre los protagonistas; Pharrel Williams y Cara Delevigne.





Pero lo que concluyo finalmente, es que la pasión de estas creaciones no conoce límites. Y parece vivir en un mundo que ignora la apatía que reprime el sentido creativo, creando su propio basado en la libertad de identidad. Es maravilloso, y hasta una ilusión pensar que nuestra sociedad pueda algún día adoptar esa filosofía en la realidad que nos envuelve. Por lo pronto, solo nos queda soñar con esas promesas que la moda cinematográfica realiza con tal belleza, pero nunca descartar la posibilidad de transformarlas.

 
 
 

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