top of page

En la moda, estamos todos.

Actualizado: 26 mar 2022

Sobre una cuestión que llega a conflictuarme. Pero trato entender y hacerme entender.


POR LIZ ALMEIDA 26 DE MARZO DE 2022.

ree

Mi fascinación por la moda radica más allá de la pasión visual. Creo con firmeza que, de hecho, si pudiese prestar mis ojos a aquellos que la ven como algo superficial e irrelevante, lograría cambiar su errada conceptualización. Mi lado empático sin embargo, comprende que esto puede deberse a que durante mucho tiempo se ha mantenido la creencia de que un amante de la moda se limita a ser un simple aficionado a la ropa y a toda esa negatividad que connota para los menos apasionados; capitalismo, consumismo y estereotipos.


Trato de encontrar un porqué mucho más conciso y lógico, y como respuesta contundente hace acto de presencia en mis recuerdos una frase sumamente acertada; decía el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana que, quien olvida su historia está condenado a repetirla. Algunas de las razones por las que se demerita a la moda están relacionadas a esta premisa; no podemos forjar lazos significativos y ni hablemos de comprensión hacia algo, sino conocemos la historia que la acompaña.


Pasa en todas las conexiones y relaciones que tenemos a lo largo de nuestras vidas, y si prestamos atención a dichas resulta más simple entenderlo; no que desee caer en un papel de pseudo psicóloga, pero es lógico y sumamente común que muchas de aquellas relaciones fallen por la ausencia de comunicación que pueda conllevar al conocimiento de su historia. No conocer la identidad de una persona impide la relación misma, y de igual forma, sucede con la moda.


Adoptar prejuicios que la condenen surge de manera natural y casi automática sino conocemos de su historia, sus antecedentes, su evolución y el largo camino que ha debido recorrer para ser lo que hoy día es. Si detuviéramos nuestro paso apresurado y ampliáramos nuestro pensar encasillado, comprenderíamos que la historia de la moda está llena de magia, valentía, pasiones y progreso. Y sobre todo que es mucho más que estética en su vertiente material, sino más bien un reflejo sociológico que hasta el día de hoy sigue recorriendo un camino inesperado colmado de libertad.


Libertad. Un termino por el que se ha trabajado arduamente durante siglos en la industria de la moda. Y la cual podemos divisar un poco más cada día que los deseos de cambio se pronuncian con firmeza. Hace unos ayeres, no habríamos imaginado ni creído posible que un estándar tan estricto como el uso de un corsé ajustado como símbolo de respeto fuera hoy día, una prenda apta para el genero masculino. Y tener la fortuna de ver este progreso abismal es una dicha, porque vemos en primer plano todo lo que se perdía entre ideas rígidas y cuestionables.


Por esto resuena y hace tal sentido en mi conciencia, que aquella frase de Ruiz de Santayana debe ser considerada en la historia de cualquier disciplina y nicho. Porque recaer en premisas ambiguas y obsoletas que limitaban desmesuradamente el mensaje y formas de expresión mediante la vestimenta sería no solo recaer en tendencias sino que estaríamos reincidiendo en los errores que nos han regalado lecciones valiosas para el mañana que todos deseamos.


No que intente demeritar la historia de la moda, porque no es el caso pese a que no fue perfecta o precisamente justa, porque, honestamente ¿Qué historia, que no sea ficticia, lo es para todos los involucrados? Sin embargo, reconozco que todos esos pasos debieron acontecer para llevarnos al día de hoy. Y es una locura pensar que quizás, generaciones futuras opinen lo mismo sobre el contexto que actualmente consideramos progreso. Mi perspectiva entonces defiende el no aferrarnos a tal pasado, aprender de lo bueno y tomar de inspiración lo que pudo haber sido mejor en materia de valores.


Y es que si lo analizamos detenidamente, la moda y tú no son tan ajenos como podrías creer. Porque quien no ha comparado su forma de vestir actual con la de hace un par de años atrás; verla y quizás pensar el gran cambio de estilos, gustos y hasta tiempos. O tenerle cariño y afecto a cierta prenda pues te acompañó en momentos importantes que, hasta la fecha, verla dibuja una sonrisa en tu rostro o provoca un par de lagrimas melancólicas. La moda tiene historia por si sola, y también comparte una contigo, una que comparten cual confidentes.


Me gusta ver a la moda como una amiga, una a la que veo con total admiración y gusto aprender de ella. Y pese a que no siempre logro identificarme o llegamos a estar en desacuerdo, es incondicional a la hora de respetar los mensajes que anhelo expresar o callar las cosas que no deseo emitir.


No pretendo cambiar la visión que muchos pueden tener sobre esta industria. Porque soy consciente que además de resultar imposible, irrumpiría contra la tan necesaria diversidad de opinión que permite al mundo crecer y superarse. Tan solo demostrar en palabras sinceras que es importante, maravillosa si se lo permites y tiene una manera única de relacionarse con cada uno de nosotros. En ocasiones de formas más íntimas, lejanas o neutrales. Lo que si pretendo es invitar, más no suplicar, que se replantee la opinión que hay sobre la moda y preguntarte a ti que dudas al respecto; ¿Somos tan lejanos? ¿O hemos estado juntos todo este tiempo sin que yo lo haya notado?

Comentarios


bottom of page