De la opresión al empoderamiento mediante el corsé
- Liz Almeida
- 22 feb 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar 2022
De pasado controversial, intenciones radicales y una predilección por la femineidad. El corsé ha tenido una trayectoria que puede ser todo, menos inocente.
POR LIZ ALMEIDA 26 DE MARZO DE 2022.

En un siglo XIX preocupado por cumplir estereotipos irreales, las ideas extremistas respecto a la belleza y aspecto femenino abundaban tanto como las supuestas herramientas para lograrlas. Una de las más emblemáticas fue el corsé, con un objetivo claro que consistía en moldear el cuerpo de la mujer para disminuir las proporciones de su cintura y, pese a que se conseguía, los efectos físicos a largo plazo llegaban a extremos que van desde la indigestión hasta hemorragias internas, según lo explica Summer Strevens en su obra Fashionably Fatal.
Las creencias que intentaban justificar su uso forzado por las normas sociales de aquel tiempo iban de la mano de esa silueta estética pero oprimida, literal y figurativamente. Pasar por alto la necesidad de respirar no estaba a discusión, y que complicado podría haber resultado si constantemente se les aseguraba a las mujeres que, entre más apretado estuviese el corsé, mayor sería el respeto que merecerían, catalogando de “fáciles” a quienes se oponían y “puritanas” a quienes cedían.

Vogue Encyclopedia.
Pero las consecuencias no se detienen ahí, pues la muerte llego a ser un efecto del uso de tal prenda en la forma que se imponía, en 1903 una mujer llamada Mary Halliday murió repentinamente a causa de convulsiones. Mas tarde se descubriría mediante su autopsia que el motivo fue la perforación provocada por dos pedazos de acero de corsé cuya longitud total era de ocho pulgadas y tres cuartos, según lo reportó The New York Times.
A pesar de que los riesgos eran evidentes y señalados constantemente por doctores y especialistas de la salud, esta tendencia prevaleció en todas las clases por más de 100 años desde su apogeo en 1900. Con la introducción de nuevos materiales adecuados en una búsqueda de comodidad y practicidad, para 1920 los corsés deportivos y flexibles ya eran una realidad. Sin embargo, las mujeres no sucumbieron con facilidad frente a esta nueva alternativa en el mercado, pues aun continuaban recurriendo a los corsés tradicionales entre sus esfuerzos por moldear y comprimir su cuerpo.
Fue hasta la popularidad naciente del deporte y estilo de vida saludable en 1970 que se dejó de lado al corsé, sin desechar su propósito y enfoque; las mujeres aun deseaban moldear sus cuerpos y presumir una figura estética, pero esta vez, se conseguiría mediante dietas, ejercicio y cirugías plásticas para disminuir tallaje.
Ahora que si avanzamos un poco en el tiempo, notamos que la presencia del corsé prevalece. La afortunada diferencia es que, actualmente, continúan usándose sin simbolizar creencias drásticas o componerse de materiales que terminan siendo perjudiciales para el organismo. Vivienne Westwood comprendió este cambio en el tiempo; y su mensaje se tradujo en su estética punk de la década de los 70s; viendo a los corsés como un medio de empoderamiento a la mujer alejado de la opresión.

Vivienne Westwood, Portrait Collection 1990.
Son bastantes los diseñadores y casas de moda responsables de redefinir al corsé, y aunque continúa siendo un sinónimo de sexualidad y sofisticación, sus métodos están menos sentenciados y logrados mediante métodos mucho menos crueles y opuestos a lo confortable. Su progreso es tan evidente que los corsés ya no se limitan a géneros, pues una prenda que durante mucho tiempo estuvo dirigida al mercado femenino es actualmente genderless. La marca Innova Corsetry es prueba de ello, y en 2019 lanzó un corsé dedicado a la figura masculina con ajuste personalizable dedicado a personas audaces sin miedo a llamar la atención, según lo señala su sitio web.
Versace Fashion Week A/W 2022.
Tom Ford, Stella McCartney y Donatella Versace por mencionar algunos, han experimentado con esta prenda o sastrería que se le asemeja en sus diseños, jugando incluso con la combinación de texturas, siluetas y sobre todo, demostrando que la reinvención es posible. Y que en ocasiones, puede resultar algo mucho mejor de lo que se solía ser. El corsé llegó, jamás se fue, y sigue aquí para quedarse. En contextos mucho más casuales pero siempre rescatando el empoderamiento que provoca.
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