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Los precedentes de belleza que nos ha dejado la pandemia

Actualizado: 29 mar 2022

El día en el que el mundo de la belleza y cosmética dio un giro de 180° frente la amenaza de ser cubierta por mascarillas y oculta en el confinamiento.



POR LIZ ALMEIDA 20 DE MARZO DE 2022.

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Era 2020, y entre algunas de las preocupaciones que conciernen a los más apasionados por el maquillaje emergían dudas referentes a encontrar la forma en que el maquillaje fuera de larga duración sin temer al llamado maskne consecuente. No todo sin embargo, se trató de decepciones, pues como toda crisis ofrece oportunidades de cambio e innovación, el maquillaje estableció nuevas formas de belleza y prioridades a la hora de miles de rutinas de belleza.


El labial rojo como salvavidas.


Comenzamos por el principio. Y no hablando únicamente de la pandemia. El labial rojo, por increíble que resulte, ha desempeñado un papel extrañamente importante cuando las crisis aparecen. Lo cierto es que analizando su trayectoria histórica y simbolismo, el sentido de que sea transcendental frente a conflictos globales, toma mayor fuerza. Y no tiene que ver con el labial rojo per se, sino más bien, con las personas que lo usan y los efectos que tienen sobre ellas.


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Total Beauty.


Se sabe que los labios en rojo tienen connotaciones de poder, vitalidad y ambición. Además de estar fuertemente asociados a la pasión, confianza y coraje, al grado que, muchos beauty experts lo utilizan a su favor cuando de looks audaces y energéticos se trata.


La conciencia del poder que un labial rojo posee sobre aquellos que lo porten está presente desde los años 40, en plena Segunda Guerra Mundial donde se decidió que este era un articulo de primera necesidad gracias al levantamiento de animo que este logra ejercer al usarlo. Lógicamente, este cambio radical en el estado emocional y autoestima de las mujeres, representaba a su paso un cambio en el resto de la sociedad.


No es para menos que, situados en un contexto mundialmente complejo y afectado por la nueva enfermedad, este patrón retornara en el 2020 como si de un salvavidas se tratase. El mundo bajo la obligación de cumplir el confinamiento iba acompañado de efectos mentales poco favorecedores, pero pronto aparecían los consuelos en pequeños detalles que implícitamente brindaban una actitud optimista frente a la adversidad, usar labial rojo para nosotros mismos y los espejos de nuestras cuatro paredes acompañantes.


La prioridad imprescindible al cuidado de la piel.


Ahora que, si de salir se trataba, el cuidado de la piel ya no era una opción sino mas bien una necesidad como siempre lo ha sido. No obstante en esta ocasión, la emergencia por atender su estado era más evidente considerando el uso de la mascarilla, cuyo uso e higiene inadecuada puede provocar acné y alteraciones en el rostro y cuello gracias a la concentración de calor.


Consciencia en los productos.


Para que una rutina de cuidado facial sea efectiva no es necesario establecer una serie de pasos con decenas de productos y métodos radicales. Y aunque lo mejor siempre será consultar a un dermatólogo calificado para determinar productos, procesos y recomendaciones, la mayoría de los especialistas lo mantienen simple: limpieza de la piel como primer mandamiento, el uso de un tónico facial, seguido de la hidratación adecuada y la innegociable protección solar.


Para este momento, era un hecho que en lugar de invertir en productos cosméticos resultaba más importante darle peso a los dermatológicos que formaran un buen dúo con el maquillaje a utilizar posteriormente.



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Kylie Skin.



Larga duración y estrategia.


Fue entonces sentido común, que si estábamos priorizando la practicidad en nuestra rutina de belleza, esta cualidad debía verse aplicada en cada uno de sus pasos. Aplicar nuestro maquillaje en la mitad superior del rostro, no solo fue un movimiento inteligente para economizar producto, sino que también alejaba la posibilidad de cargar la zona inferior cubierta por el cubrebocas.


Los maquillajes que daban protagonismo bien merecido a los ojos, cejas y pómulos, reinaron por lo tanto la temporada y aún vemos su dominio a través de looks con delineados gráficos, ojos iluminados, cejas prolijas con aires naturales y pestañas rizadas.



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Allure.


Si hablamos de estadísticas comerciales que demuestren y atestigüen el poder que los ojos implicaron al ser la única zona visible temporalmente, podemos analizar las del sector cosmético de L’oreal España, donde los delineadores, mascaras de pestañas y sombras suponían para el mes de noviembre del 2020 un 40% en el mercado rebasando por ocho puntos el mismo periodo del año anterior.


La normalización de lo normal.


Y el precedente de belleza favorito para muchos que ha dejado este ciclo de bajas y otras cuantas altas de la pandemia, es el hecho de que la empatía del mundo se desempolvó y figurativamente, se maquilló de igual forma. Resultó más sencillo ser gentiles con nosotros mismos, y otorgar más libertad a aquellos detalles que podrían ser catalogados como supuestos defectos. Normalizar que el acné era la ultima cosa importante en la lista de problemas y que si había algo valioso bajo todas esas mascarillas en definitiva no era la piel y su apariencia, sino mas bien la solidaridad ante momentos tan inciertos.


Sea en medio de crisis globales o no, el maquillaje es un medio que otorga placer a quienes saben apreciarlo. Crea lazos entre sus consumidores y es visto como un confidente de intenciones a alcanzar mediante colores, trazos y acabados. Presente en crisis externas e internas incondicionalmente que, además de hacer lucirnos bien, hace sentirnos mejor.

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